
Al llegar a casa para bautizarla, seguí tomando un poco mas. Luego me acosté un rato la siesta, que la verdad sea dicha, me sentó de muerte. Nada mas abrir un ojo ya estaba amorrado a la botella mágica otra vez.
Fue un poco mas tarde cuando el cuerpo dijo -¡basta, hasta aquí hemos llegado macho!- entonces igual que había entrado, estaba saliendo. Toda esa bebida que me había costado horas introducir en mi cuerpecito salia a una velocidad de vértigo. Ayudado quizá por esa segunda salida que el cuerpo había abilitado para evacuar la zona mas rápidamente.
Todo se venia abajo, mi gran día se diluía en un mar de vómitos y heces nauseabundo. Ahora mi pregunta era ¿había merecido la pena tanto castigo al cuerpo?, sinceramente amigos, definitivamente sí. (Javier Trenado Olmedo 4º día de vida) "Bienvenido casa"
Leyendo las palabras de Javier está claro que eres un hijo de Alfredo.
ResponderEliminarYa ha empezado la gran historia, espero que sigas contando tu día a día.
ResponderEliminarOs quiero mogollón a los tres.
Un besazo.